Del Cristiano es llevar una vida
consagrada a Dios. No importa cuál pueda ser nuestra función en el cuerpo de
Cristo, se requiere una dedicación de tiempo completo al Señor. No servimos una
parte del tiempo a Dios, aquellos quienes únicamente entregamos nuestra vida
durante unas horas cada domingo. Ni Él merece o desea un pueblo de medio
tiempo. Estamos unidos al Señor en redención y debemos vivir y actuar siempre
conscientes de este hecho. Dicho esto, también hay que dar una advertencia al
Creyente que deja a un lado su vida por el Señor. Nunca debemos permitir que
nuestra fe descanse en actos de dedicación o separación. Dios no nos debe Su
Poder o Su Bendición porque hacemos lo correcto. Eso significaría que Dios está
en deuda con el hombre por su acción. ¡Dios no le debe a nadie! Debemos vernos
a nosotros mismos como servidores, hacer lo que es nuestro deber hacer. No
hemos de convertirnos en altivos, arrogantes, ni orgullosos, porque estamos
separados para servir. Nuestra fe siempre ha de descansar en Jesús como
Salvador, Libertador, y Santificador. Mi separación y dedicación es el
resultado de mi amor por mi Salvador y una forma de mostrar mi agradecimiento
por lo que hizo por mí en el Calvario. No es un camino por el cual gano el
Poder, la Bendición o Favor de Dios. 1 Cor 6: 19-20 ¿O ignoráis que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis
de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios.
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