Y cuando los hubieron llevado a Josué, llamó Josué
a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra
que habían venido con él: Acercaos, y poned vuestros pies sobre los cuellos de
estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de
ellos. Josué 10:24 (RVR1960).
El poner el pie sobre la cabeza o cuello de
alguien, habla de dominio total. Sólo hay una manera de tratar con el pecado y
eso es poner el triunfante pie de la fe sobre su cuello, ponerlo a muerte. Es
imposible llegar a un acuerdo con el pecado, tal como, en el Juicio de Dios,
era imposible para Israel mejorar o perfeccionar a estos cinco reyes. El
hombre, en su necedad, trata de mejorar lo que se opone a Dios; pero la falla
de su esfuerzo siempre revela su necedad.
El pecado, en alguna manera, es siempre el problema
de la humanidad. La solución al problema del pecado, y sólo hay una solución,
es la Cruz de Cristo (Romanos 8:1-2,11). El hombre continúa intentando
mejorarse a sí mismo, y la Iglesia guía por ese camino.
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