Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas:
“¡Silencio! ¡Cálmense!”. De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma.
Luego él les preguntó: “¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?”.
Los discípulos estaban completamente aterrados, “¿Quién es este hombre?
-se preguntaban unos a otros – que ¡hasta el viento y las olas lo obedecen!
(Marcos 4:35-41)
Esta porción de la Palabra nos deja dos enseñanzas:
– La primera, es que Jesús les dijo: “Crucemos al otro lado del lago”,
no dijo “Crucen”. Cuando enfrentes un momento difícil, recuerda que nuestro
Señor siempre estará contigo, que en ningún momento te dejará y que su gracia
te protegerá en cualquier lugar.
– La segunda, es que a pesar de que veas que tus circunstancias siguen
iguales o que empeoran, no dudes del poder de nuestro Salvador porque una
palabra suya es suficiente para cambiar tu realidad. Incluso, si en algún
momento no llegas a sentir su presencia, no pierdas la calma ni la fe, porque
el momento exacto extenderá sus brazos y te ayudará, no permitirá que nada malo
te pase porque tu confianza está puesta en Él.
Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha y te
dice: “No temas, yo te ayudo.” Isaías 41:13
Este día vuelve a poner tu mirada en Jesús y no te sueltes de su mano,
deja de ver a tu alrededor y confía solamente en Él porque a su lado estás
seguro y a salvo.
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